El aislamiento de edificios es una operación que sirve para separar la estructura de condicionantes como el ruido, la electricidad, el calor, etc. y que interfieren en la actividad que se desarrolla en el interior del edificio, en la comodidad de sus habitantes o que pueden suponer un peligro para ellos (como la electricidad).
Lo opuesto sería el uso de un material conductor para hacer que la fuerza (el calor, el frío, el ruido, la electricidad) «continúe» a través de ese material.
Tanto la elección de los materiales aislantes como el grado de aislamiento que queremos instalar dependen de varios factores, como el clima, que sea fácil de instalar, que dure en el tiempo, que su instalación y el precio del material tengan un coste justo, que el material pueda tener o no efectos tóxicos, más o menos impacto medioambiental, etc.
Tipos de aislantes
Como hemos apuntado en la introducción, existen varios tipos de aislamiento según de qué quieras aislar la estructura de la edificación: ¿del ruido? ¿del frío o calor? ¿de la electricidad?
Vamos a detallarlos en este post, para que no te quepa ninguna duda de cuál es el que te conviene:
Aislante térmico
Este es uno de los aislantes más frecuentes y es donde podemos encontrar una gran diversidad de materiales. Si quieres aislar tu casa del frío -muy propio en los meses de invierno- para retener el calor dentro, ahorrar energía y en la factura de la luz, puedes usar materiales como el poliestireno expandido, la lana de roca, la lana de celulosa, la fibra de poliéster, etc.
También puede ser que, en meses de mucho calor, quieras mantener el frío que te suministra el aire acondicionado en casa y quieras aislar tus estancias del calor del exterior. Ambas situaciones son adecuadas para pedir que te hagan una operación de aislado térmico.
Cierto es que la mayoría de materiales aislan en sí del exterior, pero las operaciones de aislado térmico se usan para perfeccionar este aislamiento al máximo y para determinar el material que hay que usar se calcula lo que se conoce como coeficiente de conductividad térmica.
Aislante eléctrico
Es un tipo de aislamiento destinado a la protección de las personas y las instalaciones. Por ejemplo, para evitar que personas que manipulen aparatos eléctricos o trabajen en instalaciones eléctricas puedan verse electrocutadas o que las instalaciones mismas, fruto de un fallo eléctrico, causen incendios en sus proximidades.
Para ello se usan materiales que tienen muy poca capacidad de conducción eléctrica que construyen una especie de barrera que impide que los electrones libres «campen a sus anchas» y conduzcan su energía.
Encontramos ejemplos de aislamiento eléctrico en los cuartos eléctricos de los edificios y en las instalaciones eléctricas de fábricas y lugares y edificios públicos, como parques de atracciones, de niños, etc.
Aislante acústico
Los materiales que se emplean para aislar acústicamente un recinto se emplean para atenuar o impedir el paso del ruido. Un ejemplo clásico es el estudio de grabación, donde los artistas deben contar con un aislamiento acústico perfecto para que en la grabación de su disco no interfiere ni un ápice cualquier ruido externo.
También puede aislarse acústicamente una aula de una universidad para realizar exámenes, una biblioteca, un hospital… Los materiales más típicos son las lanas minerales, de vidrio o de roca.
Se considera que un recinto se ha aislado acústicamente cuando se ha impedido la entrada de cualquier sonido audible que vaya del rango de los 20 Hz hasta los 20 KHz.
Por supuesto, existen otros tipos de aislantes, como los aislantes hidrófugos (evitan la entrada de agua o humedades), aislantes vibratorios (impiden el bazuqueo que transmiten las vibraciones de cierta maquinaria), etc.
Si te ha quedado alguna duda sobre el aislante que necesitas, pregúntanos.