La piedra rústica resalta en la decoración por las tonalidades y texturas que agrega. Por ello, se impone como un elemento clave, con la ventaja de un mantenimiento cada vez más orientado a la conservación tanto del propio material como de aquellos con los cuales se combina.
De hecho, confiere a los espacios una personalidad inimitable y por eso se le utiliza en fachadas de casas, decoración de jardin o en una pared de piedra. Las opciones son variadas: mármol, granito, cuarcita, pizarra, arenisca, fósil, lascas o de río; y producen el ansiado acabado texturizado.
Como elemento natural, requiere también el mantenimiento especializado desde el momento mismo de la instalación. Por eso, un verdadero especialista la colocará de manera que le permita respirar, con el cerramiento y drenaje adecuados para el caso específico. Además, recomendará los mejores productos para su mantenimiento, puesto que se trate de un mercado cada vez más amplio y especializado.
La combinación
Piensa en construcciones como casas de piedra o en pequeños toques de estilo con piedra natural. En cualquier caso, hablamos de un material duradero y que no se sustituye fácilmente, al contrario del color de la pintura del muro. El tono de la piedra será permanente, aunque debes considerar que puede sufrir algún desgaste.
Esta piedra suele constituir un elemento fuerte, que atrae atención y al mismo tiempo debe resultar neutro para permitir muebles también naturales –como madera–, modernos –con mayor presencia de metal o vidrio– o la combinación que prefieras en una época determinada. La idea es que el muro resista el paso del tiempo y se adapte a los cambios de tendencias decorativas.
El caso es, por ejemplo, una gran pared de lajas de pizarra en el salón. Qué sucede cuando quieres cambiar el sofá y las butacas al cabo de 15 años o cuando te aburres de colores que han conservado durante largos períodos. Ante ello, cabe la posibilidad de pintar las paredes circundantes, cambiar los muebles o solo la tapicería. Con ello puedes renovar el espacio y conservar al mismo tiempo tu pared de piedra como elemento resaltante y neutro.
Otra consideración a la hora de elegirlo como material de base o revestimiento, consiste en los complementos de la decoración que quieras incorporar al espacio porque, en general, no podrás colgar electrónicos (televisores) o cuadros sobre la piedra. Porque el mantenimiento puede excluir las perforaciones.
Por su parte, los muros exteriores producen menos aburrimiento y están pensados para perdurar por largo tiempo. Precisamente, la consideración en este caso es su resistencia a los elementos de la naturaleza como el agua, el polvo, el viento y el clima general del lugar. Con esta consideración, los expertos pueden recomendar que cambies tu elección de piedra cuando ella no se adapta a las condiciones de tu zona.
Sobre el mantenimiento
Los expertos también advierten contra la utilización de materiales abrasivos en la piedra. El propietario busca la conservación en combinación con la limpieza. Ello también depende de su ubicación, porque el tratamiento difiere cuando se encuentra en paredes –interiores o exteriores–, en jardines, encimeras o pisos.
Además de los productos industriales (disolventes, jabones), conseguirás también algunos consejos caseros. Pero ten cuidado y trata de hacer la combinación correcta entre tu piedra específica y el Ph adecuado.
Los productos de mantenimiento incluyen desde los habituales limpiadores de diario como detergentes más fuertes, quitamanchas, decapantes (que barren restos de cementos y sal), y algunos abrillantadores.
También se suman protectores, que deben aplicarse considerando también los pegamentos, las masillas y las resinas utilizadas en el momento de la instalación. La inversión, tanto en material como en instalación, puede ser elevada, pero recuerda que quieres un espacio atractivo y duradero, y contratar a los mejores del mercado puede evitarte futuros dolores de cabeza.
