El cerramiento de cubiertas planas e inclinadas para grandes edificios ha sido siempre un problema a resolver. Tradicionalmente se había resuelto mediante estructuras de madera y cubiertas de teja. Posteriormente el acero se convirtió en la solución única para la estructura, siendo la chapa metálica la solución más habitual, ya fuera esta de aluminio, acero galvanizado o metales más caros como el cobre o el cinc.
Tanto el tejado tradicional de teja cerámica como los cerramientos de chapa planteaban problemas técnicos que los hacen hoy día poco deseables. La teja es pesada y tiene un coste de colocación alto, mientras que las chapas perfiladas de metal resultan endebles frente a las agresiones climáticas como el viento y carecen por completo de aislamiento, siendo necesaria su colocación en la mayoría de los casos, encareciendo la cubierta.
Los beneficios del panel sandwich cubierta
El principio que hace funcionar bien los paneles aislantes en sandwich es la complementariedad de los dos materiales que los conforman. Dos chapas metálicas perfiladas contienen un relleno rígido de características aislantes. Uno de los rellenos más habituales es la espuma de poliuretano, por ser de gran ligereza y capacidad aislante. Con mejores prestaciones mecánicas y de protección contra el fuego es la lana de roca de alta densidad, que puede incluso conformar paneles sin revestimiento dada su resistencia química.
Montaje rápido y económico
Al ser un sistema de cobertura autoportante, lo que quiere decir que por sí mismo es resistente (a diferencia de las tejas), el montaje no requiere de estructuras auxiliares o de maquinaria específica. Su ligereza permite que un solo operario pueda manejar cada panel y que estos sean fácilmente trasportables hasta el lugar de colocación. Además, se trata de tecnología de construcción en seco, lo que implica que las piezas encajan unas con otras y no es necesario el empleo de cemento o de adhesivos.